El Corazón Es Tierra Dura.
“Yo dije: “Planten buenas semillas de justicia, y levantarán una cosecha de amor. Aren la dura tierra de sus corazones, porque ahora es tiempo de buscar al SEÑOR para que él venga y haga llover justicia sobre ustedes”. ” (Hos 10:12, NTV)
El profeta Oseas nos recuerda que debemos arar la tierra dura de nuestros corazones.
La incredulidad y la falta de fe ponen duro el corazón.
Un corazón endurecido es igual a una mente embotada, cerrada y bloqueada.
“Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo: —¿Por qué discuten por no tener pan? ¿Todavía no saben ni entienden? ¿Tienen el corazón demasiado endurecido para comprenderlo? “Tienen ojos, ¿y no pueden ver? Tienen oídos, ¿y no pueden oír?”* ¿No recuerdan nada en absoluto? ” (Mr 8:17-18, NTV)
Todo lo que Dios quiere hacer se puede detener a causa de un corazón endurecido.
En ocasiones somos como esos discípulos quienes habían visto multiplicar los panes y los peces pero en la barca discutían porque habían olvidado los alimentos.
Ellos seguían pensando en lo material, tenían sus pensamientos en las cosas terrenas. Tenían sus corazones endurecidos.
Debemos de tener presente que el Señor lo ha hecho antes y creamos que lo puede volver a realizar.
Quizá no nos damos cuenta en qué momento el corazón se empezó a endurecer; muy pronto se nos olvida todo lo que el Señor ha hecho.
En ocasiones también nosotros olvidamos las cosas que hemos vivido.
Nos sobrevino el dolor y salimos íntegros. Nos atacó la tentación y no caímos. Llegó la enfermedad pero nos recuperamos. El problema parecía insoluble y se resolvió. Estábamos sin recursos pero seguimos adelante. Llegamos a no poder más y fuimos fortalecidos.
Lo lamentable es que a pesar de escuchar mensajes reveladores, muchos no practicamos lo que escuchamos.
Corazones Endurecidos.
Nuestro corazón se endurece cuando nos rehusamos a obedecer la Palabra de Dios.
“Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma.” (Stg 1:21, NTV)
Hay algunas personas cuyos corazones, a causa de guardar lo malo, no pueden ser tierra fértil.
También la falta de humildad impide que la Palabra de Dios sea sembrada y fructifique.
¿Qué mantiene tu corazón duro y tu mente cerrada a Dios?
Cuando te aferras al dolor, al resentimiento o al rencor, no puedes escuchar a Dios porque tu corazón está endurecido.
Un corazón duro se enfría y te pone a la defensiva, incluso ante el amor de Dios.
Tengamos la humildad suficiente para presentarnos ante Dios y reconocer que necesitamos renovar nuestra mente y nuestro corazón.
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