La espera se hace larga y las fuerzas empiezan a faltar, la desesperación y las dudas llegan al corazón. Existe el temor de si Dios responde a tu oración.
Muchas personas hemos pasado por esos valles de incertidumbres e inseguridad, y es precisamente en ese escenario en donde aprendemos a confiar plenamente en la Palabra de Dios.
El Salmista lo describe de la siguiente forma:
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. (Salmo 23:4)
Las voces negativas que susurran al oído toman cada vez más fuerza, pero de algo podemos estar seguros y confiados, Dios responderá tu oración.
¿Porqué Dios Tarda En Responder?
La pregunta de muchas personas al momento de atravesar una crisis es ¿porqué Dios tarda en responder?
En esa misma situación se enfrentaron Marta y María, hermanas de Lázaro; el amigo amado de Jesús.
“Cuando oyó que estaba enfermo, permaneció dos días en el mismo lugar donde estaba” (Juan 11:6)
Al inicio de este capítulo maravilloso se encuentra la afirmación: “Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro”, como para enseñarnos que en el corazón y fundamento de todos los tratos de Dios con nosotros, por oscuros y misteriosos que sean, debemos atrevernos a creer y afirmar el amor infinito, inmerecido e inmutable de Dios.
El Amor Permite El Dolor.
Las hermanas de Lázaro nunca dudaron de que Jesús se apresuraría y evitaría que su hermano muriera, pero el relato bíblico dice que: “cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba”. A pesar de que Jesús supo que Lázaro estaba enfermo decidió quedarse en ese lugar. El amor también permite el dolor.
Qué sorprendente que Jesús se abstuvo de ir, no porque no los amaba, sino porque los amaba. Su amor solo le impidió apresurarse al hogar de sus amigos amados.
Jesús tenía preparado algo más que una “simple” sanidad, Él deseaba que ellos vieran la Gloria de Dios. El milagro debía de ser completo; El Señor se glorificaría en la vida de los tres.
Esa sería la causa principal por la cual se tardó dos días más. En ningún momento estaba contemplado que no respondería al llamado; pero lo que se consideraba como tardanza era porque algo más grande iba a suceder en la vida de esa familia y en la de los discípulos.
Este episodio también tiene que ver con los discípulos; ellos iban a tener la oportunidad de confiar en Jesús.
El amor también permite el dolor. Share on X
“y me alegro de no haber estado allí, porque ahora ustedes tendrán oportunidad de confiar en mí. Vayamos a donde está él.” (Juan 11:15)
Lo que Dios está haciendo con una persona sirve para que otros también crean en Él, por lo tanto, debemos seguir confiando plenamente en Jesús y sus promesas, saber que lo que está sucediendo en nuestra vida va a trascender y alcanzará a muchas personas más.
A través de nuestras vivencias y experiencias otras personas están siendo edificadas. Share on X
Dios Responde Tu Oración
Jesús nos está dando la oportunidad de confiar en Él. ¿Dónde estaba la fe, sin prueba para probarla? o paciencia, sin nada que soportar; o experiencia, sin tribulación para desarrollarla?
Habrá la prueba del dolor y de las desilusiones que tratarán de quitarnos la fe. Vendrá también la prueba de las seducciones que tratarán de inducirnos a dejar el buen camino.
Estarán las pruebas de los peligros, los sacrificios. Pero nada de eso nos viene para hundirnos, sino para remontarnos. No pretenden vencernos, sino que las venzamos; ni debilitarnos, sino fortalecernos.
“Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades. Por lo tanto, deben resistir la prueba hasta el final, para que sean mejores y puedan obedecer lo que se les ordene.” (Santiago 1:3-4)
La vida cristiana es como la de un atleta: cuanto más duro es el entrenamiento, más animado está, porque sabe que así estará dispuesto para realizar un esfuerzo que le conduzca a la victoria. Porque si cuesta es porque vamos subiendo hacia la cima.
No pierda su confianza en el Señor, manténgase firme en la fe. Siga perseverando y no se desanime. Dios responderá a sus oraciones, Usted y sus seres queridos verán la Gloria de Dios.
“—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.” (Juan 11:40)
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