El Poder De La Adoración
La adoración no podemos limitarla a un tiempo o espacio específico, siempre ha habido adoración a nivel universal, participando en ella todas las criaturas de Dios.
Adorar significa hacer reverencia, dar obediencia a Dios, se considera como el reconocimiento directo de Dios, de su naturaleza, de sus atributos; es amar, exaltar a Dios.
Dios nuestro creador no tiene principio ni fin, Él creó todas las cosas en el cielo, en la tierra, visibles e invisibles.
“porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él.” (Col 1:16)
El salmista escribe acerca de la creación que alaba al Señor.
“Alábelo, todo cuanto él ha creado. Porque él dio la orden, y ellos fueron creados.” (Sal 148:5)
El Poder De La Adoración
Toda la creación sabe perfectamente bien quien es su creador, no me puedo imaginar a la creación alabando apelativos ni sustitutos. La invitación es a los cielos, los ángeles, el sol, la luna, las estrellas y las aguas sobre los cielos. La razón es que Él es el Creador y los ha establecido para siempre.
Todo lo creado alaba a Dios por cuanto él fue su creador. A su mandato fueron creados y por lo tanto reciben la orden de alabarlo. A eso le llamamos adoración universal.
La Gloria De Su Gracia.
Sin embargo la Biblia habla de los que alaban la gloria de su gracia. Todos los salvos por su misericordia son los predestinados para la alabanza de la gloria de su gracia.
“En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, para la alabanza de la gloria de su gracia que nos dio gratuitamente en el Amado.” (Efe 1:5-6)
El apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Éfeso nos revela un extraordinario misterio acerca de la adopción como hijos de Dios. Él dice que el propósito de haber sido adoptados como hijos fue para la alabanza de la gloria de su gracia.
Toda la creación lo alaba por ser su creador, pero solo los adoptados como hijos lo alaban por la gloria de su gracia.
Su creación completa tiene la orden de alabar a su Creador. Pero los adoptados como hijos lo hacen por su gracia inmerecida.
Su gracia fue mostrada a los que le recibieron y se les dio la potestad de ser llamados hijos de Dios.
Salvos Por Su Gracia.
Dios nos salva, no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de la obra redentora de Jesucristo. La Biblia enfatiza claramente, más allá de toda duda que cada persona no merece ni puede ganar la salvación. La salvación depende solamente de la gracia de Dios.
La salvación por la gracia de Dios da una seguridad maravillosa. Tenemos seguridad de la salvación porque nuestro Dios nos eligió en la eternidad, nos adoptó en Su familia, nos regeneró, y nos selló con Su Espíritu.
Ahora nosotros alabamos esa gloriosa gracia. A nosotros se nos dio la maravillosa oportunidad de poder alabar a Dios por su gracia.
Comamos y Regocijémonos.
“Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y regocijémonos porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado”. Y comenzaron a regocijarse.” (Luc 15:23-24)
La fiesta en honor al hijo que regresó es la mejor manera de visualizar como alguien puede alabar la gloria de su gracia. Solo aquel a quien se le ha perdonado y justificado de sus faltas sabe lo que es recibir la gracia de Dios.
Aquella celebración era debido a que el hijo había regresado, estaba muerto y había vuelto a vivir, estaba perdido y había sido hallado. Esa era nuestra condición sin Jesús, muertos y perdidos; más por su gracia hemos sido salvados.
Todo lo contrario al hermano mayor, el que nunca salió de la casa, tampoco había desobedecido jamás una orden; él estaba fuera de la fiesta, incluso pregunta cual es el motivo de la fiesta.
“Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó qué pasaba. “Ha llegado tu hermano —le respondió—, y tu papá ha matado el ternero más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo.” Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a suplicarle que lo hiciera.” (Luc 15:26-28)
Alábelo Con Todo El Corazón
El hermano mayor no podía entender la gloria de su gracia; por lo cual se nota su frustración y descontento. No entendía porque habían perdonado al que se había malgastado toda la herencia viviendo perdidamente.
Si usted ha recibido el perdón de sus pecados y a confesado a Jesús como Señor y Salvador, alábelo con todo el corazón y con todas sus fuerzas; usted fue predestinado para ser adoptado como hijo y alabar la gloria de su gracia.
Que nada, ni nadie, detenga su alabanza a Dios, la misma creación no puede hacerlo de la manera que nosotros lo hacemos.
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