EXTRANJEROS EN TIERRA LEJANA
El termino tierra lejana puede ser asociado a un lugar geográfico; sin embargo la Biblia nos enseña que hablar de tierra lejana nos habla de un lugar espiritual.
Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—. El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos. Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia. Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad. Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! (Lucas 15:11-32 NVI)
En nuestros tiempos, la distribución de las posesiones paternas solo tiene lugar después de la muerte del testador. Pero en el Oriente la petición del hijo menor sería considerada como algo rutinario y normal.
¡No hay nada malo en irse de casa! Pocas veces se va un joven de su casa simplemente porque se ha cansado de ella; y aún más raramente porque quiera vivir una vida de mero capricho. Más frecuentemente, se hace con propósitos honorables.
La Provincia Lejana
Algunos se van de casa para ir a la escuela o a la universidad; otros para trabajar en otra ciudad, o para casarse. Pero este joven se fue de casa con un mal motivo; quería apartarse de todos los sanos frenos y santos ejemplos. Su acto de abandonar su hogar fue muy probablemente provocada por una precipitación e inexperiencia de madurez.
La experiencia es un duro maestro, y sus honorarios son muy caros.
¿Cómo podríamos definir el significado de la provincia apartada o el país lejano? «La provincia apartada representa olvidarse y alejarse de Dios.»
Podemos ser decentes y ejemplares, sin embargo estar alejados y olvidarnos de Dios, que es la mayor prueba de un distanciamiento espiritual. El olvido de Dios es una dolencia común, y una prueba de que estamos apartados de Dios.
La Tierra Extraña De Abraham
Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. El Señor le dijo: —Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. (Gén 15:12-13)
Desde el tiempo de Abraham en el libro de Génesis, encontramos una de las promesas de Dios. Él permitiría a su pueblo regresar a su lugar de origen, a la tierra prometida; al lugar que Él preparó para vivir por siempre, un reino eterno.
Desafortunadamente íbamos a estar un tiempo en una tierra que no era la nuestra, viviendo como extranjeros, pero que aun no siendo nuestra tierra nos íbamos a acomodar aun con sus limitantes y problemas profundos.
El pueblo de Israel sufría tanto en esa tierra que llegó un momento que no le importaba el oprobio, se acostumbraron tanto que cuando Dios los liberó ellos querían regresar a la esclavitud.
Una Historia De Esclavitud
Fue así como los egipcios pusieron capataces para que oprimieran a los israelitas. Les impusieron trabajos forzados, tales como los de edificar para el faraón las ciudades de almacenaje Pitón y Ramsés. Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían, de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo; por eso les imponían trabajos pesados y los trataban con crueldad. Les amargaban la vida obligándolos a hacer mezcla y ladrillos, y todas las labores del campo. En todos los trabajos de esclavos que los israelitas realizaban, los egipcios los trataban con crueldad. (ÉXODO 1:11-14)
Esta es la promesa que Dios nos dio, que nos iba a llevar de regreso al lugar que prometió a su pueblo.
He oído además el gemir de los israelitas, a quienes los egipcios han esclavizado, y he recordado mi pacto. Así que ve y diles a los israelitas: “Yo soy el Señor, y voy a quitarles de encima la opresión de los egipcios. Voy a librarlos de su esclavitud; voy a liberarlos con gran despliegue de poder y con grandes actos de justicia. Haré de ustedes mi pueblo; y yo seré su Dios. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios, que los libró de la opresión de los egipcios. Y los llevaré a la tierra que bajo juramento prometí darles a Abraham, Isaac y Jacob. Yo, el Señor, les daré a ustedes posesión de ella”». (Éxodo 6:1-8 NVI)
Peregrinos y Extranjeros
Esta historia del pueblo de Israel saliendo de la esclavitud de una tierra que no era la de ellos pero que se acostumbraron a vivir, siendo maltratados y viviendo en condiciones deplorables extremadamente malas, nos deja ver que Dios cumple sus promesas y nos recuerda nuevamente que este no es el lugar para estar eternamente.
Nosotros tenemos un lugar especial para vivir que ahora no miramos. Vivimos exactamente como en ese tiempo que nos describe la Biblia en dos de los primeros libros, así mismo podemos encontrar que Dios nos a prometido para este tiempo, regresar a la casa que él nos ha prometido.
No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy». (Juan 14:1-4 NVI)
Pero al igual que con el pueblo hebreo, Dios nos muestra con la historia del hijo pródigo; el joven pide su herencia y se va a vivir como él quiere, se acomoda a vivir una vida en un lugar donde no era el de él, pero que construye y de cierta forma se termina acomodando. Ese país lejano no le corresponde vivir a los hijos.
Volviendo En Sí
Ese joven hizo una vivienda en un chiquero con los cerdos y aunque la Biblia no especifica esto; considero que él acomodó todo, tapó el estiércol e hizo de ese lugar su habitación; de cierta manera ubicó todo para hacerlo su propia casa.
Posiblemente el lugar en donde estamos no es un “chiquero” literal, quizá hay lujos y comodidades; pero la realidad que apartados y olvidados de Dios todo ese lujo y acomodo se vuelve una vida sin sentido. De cierta manera muchos están viviendo en una provincia lejana, separados de la gracia y misericordia de Dios.
Necesitamos levantar la cara y decirle a Dios que nos perdone y que nos permita regresar a su lado para poder volver a casa el lugar de donde pertenecemos.
Al igual que el padre de ese joven, nuestro Padre está con los brazos abiertos, dispuesto a perdonarnos. Él Señor sigue esperando el regreso de sus hijos, Él espera que volvamos de tierra extraña a su presencia eterna.
Necesitamos reaccionar, volver en sí, regresar a Jesús. Él es el camino la verdad y la vida, separados de Él nada podemos hacer.
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