+1 (516) 859-3362 | oficina@iglesiacasadepaz.org

Herida es cualquier daño que causa una ruptura o abertura en la piel. Las heridas pueden sanarse con el tiempo y a través de tratamiento, otras por el contrario toman más tiempo en sanar.

Así como existen las heridas físicas también hay heridas emocionales, pero ¿cómo se sanan esas heridas? Todos en algún punto de nuestra vida hemos sufrido heridas emocionales.

De la misma forma que las heridas físicas dejan cicatrices visibles en el cuerpo, las heridas emocionales suelen dejar cicatrices que son manifestadas en la actitud y la personalidad de la persona.

En lo general esto ocurre cuando se deja pasar los problemas emocionales pensando que se resolverán por sí solos.

Cuando no somos capaces de enfrentar y resolver situaciones el dolor se hace parte de nuestro interior, provocando aceptar esas emociones negativas como parte de nuestro diario vivir y eso provoca una herida.

Es importante entender que el tiempo no lo cura todo.

Reconoce las Heridas Emocionales.

La herida física la reconocemos cuando vemos la cicatriz en nuestro cuerpo. Rápidamente ese recuerdo de como pasó llega a nuestra mente.

Igualmente pasa con esas heridas emocionales, inconscientemente cuando se ve esa persona que hizo daño o cuando se experimenta una situación similar el recuerdo de cómo se sentía en ese momento, cuánto dolió y en ocasiones se activa esa herida y otras emociones asociadas a ella.

Por eso es importante reconocer esas heridas emocionales y permitir que sean sanas ya que las emociones toman el control de una experiencia dolorosa y nos impide ser objetivos y racionales y eso hace incapaz de aceptar y afrontar la situación.

Otra cosa que hace el no sanar heridas emocionales es que provoca problemas en la autoestima y resentimiento. No reconocer esas heridas es permitir que pensamientos lleguen a tu mente y dominen tu voluntad de una manera negativa y evita que puedas ser esa mujer que Dios ha diseñado que seas y que puedas amar y dejarse amar como te mereces y no menos.

Y si es cierto que las heridas producen cambios, nos toca a nosotros qué cambios queremos experimentar o cuales queremos mostrar, positivos o negativos. Ya que cada situación sea buena o mala tiene una enseñanza que debemos reconocer.

“Sana a los que tienen roto el corazón y venda sus heridas.” (Salmo 147:3)

Todo Obra Para Bien.

La Biblia está llena de muchos ejemplos de personas que por medio de heridas experimentaron cambios en sus vidas. Dejándonos saber que a veces es necesario pasar por momentos difíciles para aprender algo y ser mejores de lo que somos.

“Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito.” (Rom 8:28)

Dios utiliza todo lo que nos sucede para nuestro bien y así cumplir su propósito aunque sintamos que la herida es demasiada profunda.

Tal vez hoy tienes en tu interior heridas del pasado, o heridas que por situaciones recientes han llegado a tu corazón, pero si miras a tu alrededor hay alguien que tal vez está pasando algo que ya tú pasaste y solamente tú puedes entender a esa persona.

Recuerda que nadie que no haya pasado por un divorcio entenderá cómo se siente alguien pasando por lo mismo, una pérdida de un familiar, un hijo en situaciones problemáticas, mujeres maltratadas, hijos con ansiedad y estrés, homosexualidad en la familia, enfermedad, economía donde el sentimiento de la culpa, de fracaso, impotencia, soledad, tristeza, verguenza, baja autoestima y otros sentimientos negativos que llegan cuando estas situaciones tocan la puerta de una persona.

Solo el que pasa por algunas de estas cosas podrá entender que cuando amamos a Dios todas las cosas ayudan para bien.

En este caso pasar por momentos donde sufrimos el dolor de una herida emocional y permitir sea sanada es sinónimo de aprendizaje y crecimiento ya que luego vemos cómo esa herida quedó solo una cicatriz como prueba de que produjo en cambio para bien.

Permite que tus heridas produzcan un cambio y lleve esperanza a otras vidas. Share on X

 

La Herida que Trajo un Cambio Eterno.

Dios nos dejó un ejemplo de que las heridas pueden producir un cambio positivo.

Él sufrió muchas heridas para traer un cambio a esta humanidad. Sus heridas nos dieron la libertad, sanidad, paz, seguridad y salvación restaurando la comunicación del hombre y su creador, Dios.

No permitas que el pasado domine tu presente, mucho menos defina tu futuro. Transforma esa herida en un cambio positivo y esa cicatriz un ejemplo de que todo obra y obrará para bien cuando ponemos a Dios como nuestro sanador y consolador.

“en realidad él fue traspasado debido a nuestra rebeldía. Fue magullado por las maldades que nosotros hicimos. El castigo que él recibió hizo posible nuestro bienestar. Sus heridas nos hicieron sanar a nosotros. ” (Isa 53:5)

Inyecciones de esperanza para ti.

Comenzar a vivir una vida libre y tomar esa herida como una experiencia para seguir creciendo y ser una mujer con identidad, seguridad, sana emocionalmente, es la mejor decisión que puedes tomar para brindar esperanza a tu generación.

Dios nos ha perdonado, nos recibe tal y como somos, tal vez con heridas, corazones rotos, sin razón de vivir, con un pasado que nos avergüenza y acusa, pero su inmenso amor y misericordia es capaz de transformar todo eso en una experiencia para ayudar a otras que hoy necesitan una mano amiga y de restauración.

Permite que tus heridas produzcan un cambio y lleve esperanza a otras vidas.

Dios te invita a que medites en su amor, que cuides tus pensamientos, no le des oportunidad al enemigo a que dañe tu interior y siga haciendo de una herida aún más profunda, más bien deja que sane y sólo sea una cicatriz. Una enseñanza que hoy producirá un cambio en tu vida y en todo lo que te rodea.

“En fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso. ” (Filipenses 4:8)


Si desea ponerse en contacto con nosotros, escríbanos un correo electrónico a: oficina@iglesiacasadepaz.org