Ser hijos y herederos de Dios depende completamente de nuestra relación con Cristo. A través del testimonio del Espíritu nos aseguramos que somos verdaderos hijos de Dios.
“El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.” (Rom 8:16-17, NVI)
La Palabra de Dios nos muestra que cuando venimos al Padre, somos hijos y herederos de su Reino.
Cristo ya ha entrado en la plena posesión de su herencia, y el hecho de ser coherederos es una garantía de la posesión efectiva de la nuestra.
EL EJEMPLO DE ABRAHAM.
“Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa,” (Heb 11:8-9, NVI)
Si estamos en Cristo también somos descendientes y herederos de las bendiciones. Por medio de Cristo, todas las personas pueden tener una relación personal con Él y ser bendecidas.
“Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.” (Gal 3:29, NVI)
Nosotros también hemos sido llamados a ser herederos del reino de Dios. Disfrutar de sus bendiciones e innumerables beneficios. Esto se alcanza a través del proceso de ver, entrar y heredar el reino.
PROCESOS PARA HEREDAR EL REINO.
Lo primero es ver el reino de Dios, esto representa la salvación que obtenemos al nacer de nuevo.
El nuevo nacimiento nos concede tener la habilidad de empezar a ver el reino.
“De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.” (Jn 3:3, NVI)
El siguiente paso es entrar; la Biblia nos dice que debemos nacer del agua y del Espíritu para entrar al reino.
“Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.” (Jn 3:5, NVI)
Nuestra herencia es el reino de Dios, preparado de antemano, y se obtiene practicando las obras de los justos.
“»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.” (Mat 25:34, NVI)
HIJOS Y HEREDEROS.
Para poder alcanzar lo que Dios nos quiere dar en herencia debemos tener las siguientes características: conocimiento, madurez, servicio, renunciar a las herencias de los antepasados y estar dispuestos a compartir la herencia.
La Palabra de Dios nos enseña que es necesario alcanzar estas características para ser bendecidos con la herencia perfecta del Señor.
CONOCIMIENTO DE LA GLORIOSA HERENCIA.
“Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos,” (Efe 1:18, NVI)
MADUREZ PARA DISFRUTAR LA HERENCIA.
“En otras palabras, mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, a pesar de ser dueño de todo.” (Gal 4:1, NVI)
CANCELAR LA HERENCIA DE NUESTROS ANTEPASADOS.
“Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata,” (1Pe 1:18, NVI)
COMPARTIR LA HERENCIA.
“dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz.” (Col 1:12, Spanish LBLA)
SIRVIENDO A DIOS
“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.” (Col 3:23-24, NVI)
NINGUNA ARMA FORJADA.
“No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada. Ésta es la herencia de los siervos del SEÑOR, la justicia que de mí procede —afirma el SEÑOR—. ” (Isa 54:17, NVI)
HEREDEROS DE BENDICIÓN.
“No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.” (1Pe 3:9, NVI)
En esta serie estaremos estudiando cada aspecto y caracteristicas necesarias para poder alcanzar esa magnifica herencia.
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