El apóstol Pablo en su carta a los Corintios nos habla sobre las virtudes, características y propiedades del amor; habla de lo que produce. Pero es el apóstol Juan en su primera carta que nos habla acerca de la esencia del amor.
Amar no es algo que se pueda enseñar con conocimiento o impartir teóricamente, pero basados en la Palabra de Dios podemos comprender cual es la esencia del amor de Dios.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados. (1 Juan 4:10)
El amor según los diccionarios es un sentimiento, pero esta definición es demasiado simple. Ni los eruditos más prominentes o las mayores academias de lenguaje podrán definir algo tan grande como el amor.
Para definir algo hay que entenderlo, por ello la Palabra de Dios nos da las claves y pautas sobre el verdadero amor; esto es fundamental para que nosotros podamos recibirlo y así mismo darlo.
No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. (Juan 3:27)
Dios nos amó primero y envió a su Hijo para perdón de nuestros pecados, por tal razón primero debemos de experimentar ese primer amor, saber cuanto amor tiene Dios por nosotros sus hijos.
SOY AMADO POR DIOS.
Alguien me preguntó un día ¿cómo es ser papá? todos los papás sabemos que esto es algo que no se puede explicar, puedes dar un consejo según tu experiencia, pero ser padre es de esas cosas que debes primero llegar a ser para saber cómo es.
El amor es así, no lo sabes hasta que lo experimentas, hoy vivimos rodeados de un mundo con mucho rencor, desconfianza, inseguridad, dolor o sufrimiento un mundo al que lo que le hace falta es amor.
Entonces esto debemos de experimentarlo, pero la pregunta es ¿cómo?.
EXPERIMENTANDO LA ESENCIA DEL AMOR.
La Biblia habla de un discípulo que se llamaba Juan “el discípulo amado” yo me preguntaba cómo es que él llegó a ser amado; entonces me doy cuenta que Juan es llamado el discípulo amado solo en el evangelio que él mismo escribe.
Lo primero es creer en el amor que Dios tiene hacia nosotros.
Podemos creer que sabemos cuánto Dios nos ama pero lo más probable es que ignoremos esa dimensión. Juan vivía la esencia del amor pues entendía hasta cierto punto cuanto amor había del Padre hacia él.
Estoy seguro que muchos saben o creen que Dios les ama, creo que no habría prejuicio en esto, pero para entender la esencia del amor debes descubrir cuánto y vivir basados en ello.
EL DISCIPULO QUE JESUS AMABA
La dimensión del amor que Juan pudo experimentar al llamarse amado era una dimensión que no estaba basada en lo que él sentía por Dios sino en lo que Dios sentía por él.
Esto puede que se vea distinto si creemos que Él “nos ama” como conglomerado, como congregación o en masa, pero la dimensión de amor que el apóstol Juan llegó a entender es que el Señor no solo lo amaba como parte de un grupo sino que también lo amaba más aun individualmente.
Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros, y estaban perplejos sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. Por eso Simón Pedro le hizo señas, y le dijo: Dinos de quién habla. (Juan 13:21-24)
LA ESENCIA DEL AMOR.
La esencia del amor consiste en que se nos sea revelado cuánto Él nos ama.
Entonces Pedro, respondiendo, le dijo: Aunque todos se aparten por causa de ti, yo nunca me apartaré. Jesús le dijo: En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. (Mateo 26:33-34)
Pedro, ejemplifica bien a muchos de nosotros porque después de que Jesús les dijera que uno de ellos lo traicionaría, el alardea del amor que él mismo siente por Jesús diciendo: “QUE NUNCA LO DEJARÍA”.
Es decir que uno que cree que ama al Señor y que presume de su amor hacia ÉL, contrario de Juan que se RECOSTABA sobre el pecho del señor lo cual nos dice que él presumía del amor del Señor por él.
El que presumió de su amor por Él, lo negó esa misma noche maldiciendo.
El discípulo que presumió del amor del Señor por él estaba al pie de la cruz.
Nos podemos quedar en la dimensión de entender que debemos amarle o en la dimensión de entender cuanto Él nos ama, podemos estar siendo alimentados por el amor que nosotros sentimos hacia El Señor o por el amor que Él tiene hacia nosotros.
MI HIJO AMADO.
Cuando entramos en esa dimensión de amor infinito hacia nosotros entonces resultamos amando por que solo podremos amar si recibimos su amor.
Debemos creer con todo el corazón que somos amados por Dios.
“Y he aquí, una voz de los cielos decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. (Mat 3:17)
En la tentación del desierto, el diablo le repite en varias ocasiones a nuestro Señor: “SI ERES EL HIJO DE DIOS” omitiendo la palabra AMADO.
El enemigo oculta la palabra AMADO porque para él sería contraproducente que nosotros creamos cuanto nos ama, porque si entramos en la dimensión de su amor ninguna tentación tendrá poder sobre nosotros.
Muchos están buscando amor en otros lados, en una persona, en un empleo, en un líder, pero hoy somos llamados a la fuente, y no es que a partir de ahora menospreciemos el amor de otros, sino al contrario, yendo a la fuente desde nuestro interior brotarán ríos para vida eterna.
Si entramos en la dimensión de amor seremos más que vencedores por que como está escrito: SOMOS MAS QUE VENCEDORES EN AQUEL QUE NOS AMÓ.
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. (Juan 4:18)
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