La carta a los Hebreos menciona a todos aquellos que han servido y sirven aún al Señor, ellos están en la mente de Dios.
Nada de lo que ellos han hecho por Él y por los santos queda en el olvido. Dios no es injusto para olvidarse de nada. En la mente de Dios están guardadas las acciones de los justos.
La invitación es a seguir sirviendo, a no caer en la pereza, sino a imitar a todos los que alcanzaron las promesas mediante la fe.
“Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza, a fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.” (Heb 6:10-12, LBLA)
SE ACORDÓ DE NOÉ.
“Y se acordó Dios de Noé y de todas las bestias y de todo el ganado que estaban con él en el arca; y Dios hizo pasar un viento sobre la tierra y decrecieron las aguas.” (Gen 8:1, LBLA)
Noé había obedecido a Dios, junto a su familia creyó a la palabra y siguió las instrucciones para la construcción del arca.
Por su fe Noé condenó al mundo; nadie creyó al mensaje acerca de la destrucción que venía sobre la tierra.
Estuvo encerrado con su familia y los animales durante todo el diluvio; la fuerte lluvia y los vientos recios azotaron el arca durante todo el diluvio.
Pero llegó el día que Dios se acordó de él e hizo soplar un viento para que bajaran las aguas.
Dios se acordará también de nosotros, que obedecimos a su palabra e trabajamos en su obra. El Señor enviará el RUAJ, su Espíritu para que sople y bajen las aguas de cualquier diluvio.
Las aguas que ahogaron a todo el resto a ti te preservarán.
Su Espíritu sople y que las aguas de tu prueba sean cada vez menos.
DIOS SE ACORDÓ DE RAQUEL.
“Entonces Dios se acordó de Raquel; y Dios la escuchó y le concedió hijos.” (Gen 30:22, LBLA)
La afrenta y vergüenza de la esterilidad de Raquel fue quitada cuando Dios se acordó de ella.
Raquel no podía tener hijos, era estéril. Eso era motivo suficiente para vivir en verguenza y en oprobio.
En su misericordia también Dios se acordó de ella y le concedió un hijo. A su hijo le llamó José, que significa añadidura.
Dios traerá una añadidura, Él se acordará de ti y quitará la esterilidad de tu vida, la falta de fructificación en cualquier área de tu vida.
Recordemos que los que buscan primero el reino de Dios, todas las cosas llegan por añadidura.
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