Algo muy importante que debemos considerar en nuestras oraciones es la soberanía de Dios.
Él realiza cualquier cosa conforme a su santa, inescrutable, independiente, libre, agradable y perfecta voluntad, a fin de cumplir a cabalidad todos sus propósitos divinos.
Nuestro Dios es Soberano, nada ni nadie puede hacer que Su voluntad deje de cumplirse.
Por lo mismo la Biblia nos enseña que debemos orar conforme a la voluntad de Él.
“Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.” (1Jn 5:14-15)
El principio de la oración es que para que sea contestada debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios.
Estar alineados y sintonizados a la voluntad de Dios hace que Él nos escuche; por lo tanto nuestra oración tendrá la respuesta del Señor.
La Voluntad De Dios
Pedir conforme a su voluntad es igual a complacer a Dios en sus deleites y deseos.
Todo lo que se hace, que es del agrado de Dios, está dentro de la jurisdicción de Su voluntad.
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mat 6:10)
Cuando tenemos comunión con Él, hacemos de Su voluntad la nuestra.
Por el Espíritu Santo, Él nos llena con el conocimiento de Su voluntad.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. ” (Rom 8:26)
En una condición así, no pediríamos nada fuera de la voluntad de Dios.
Cuando pedimos en conformidad a Su voluntad, recibimos de Él aquellas cosas que le pidamos.
Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. (Ap 4:11)
LA ORACIÓN DE SANSÓN.
“Entonces Sansón oró al SEÑOR: «Oh soberano SEÑOR, acuérdate de mí. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas sólo una vez más, y déjame de una vez por todas vengarme de los filisteos por haberme sacado los ojos.»” (Jue 16:28)
Sansón se fue alejando de la juridicción de la voluntad de Dios hasta quedarse sin fuerza.
Sus enemigos lo vencieron, lograron ponerle cadenas y fue tomado por burla por sus enemigos.
Pero vez Sansón había invocado al Soberano Dios; aceptando por fin hacer la voluntad del Señor y cumplir finalmente su llamado de defender al pueblo de los filisteos.
Fueron muchos más los que Sansón mató al morir, que los que había matado mientras vivía.
Siempre Sansón había hecho lo que mejor le parecía, fue hasta el último momento que tuvo la oportunidad de aceptar la soberanía del Señor.
El Señor lo escuchó y la fuerza le volvió; hoy el nombre de Sansón aparece junto a los héroes de la fe de la carta a los Hebreos.
“¿Cuánto más les tengo que decir? Se necesitaría demasiado tiempo para contarles acerca de la fe de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y todos los profetas. Por la fe esas personas conquistaron reinos, gobernaron con justicia y recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron bocas de leones,” (Heb 11:32-33)
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