La vida del rey Saúl nos da una lección muy importante en el tema de la obediencia. Muchas veces la presión de otras personas o circunstancias nos “obligan” a desobedecer la Palabra del Señor.
El profeta Samuel fue claro en las instrucciones dadas a Saúl. Él debía de arrasar con el rey de los amalecitas, el pueblo y todas sus pertenencias.
“Entonces Samuel dijo a Saúl: «El SEÑOR me envió a que te ungiera por rey sobre Su pueblo, sobre Israel; ahora pues, está atento a las palabras del SEÑOR. Así dice el SEÑOR de los ejércitos: “Yo castigaré a Amalec por lo que hizo a Israel, cuando se puso contra él en el camino mientras subía de Egipto. Ve ahora, y ataca a Amalec, y destruye por completo todo lo que tiene, y no te apiades de él; antes bien, da muerte tanto a hombres como a mujeres, a niños como a niños de pecho, a bueyes como a ovejas, a camellos como a asnos”».” (1Sa 15:1-3)
El rey Saúl tenía una orden específica dada por el Señor, La cual por la presión del pueblo la desobedeció, provocando que el Señor lamentara haberlo puesto como rey.
“Lamento haber hecho a Saúl rey, porque no me ha sido leal y se ha negado a obedecer mi mandato. Al oírlo, Samuel se conmovió tanto que clamó al SEÑOR durante toda la noche.” (1Sa 15:11)
Una Asignación Pendiente
Amalec apareció en la historia como el primer enemigo que le hizo guerra al pueblo de Israel. Impidiendoles el paso cuando salían de Egipto.
“»Recuerda lo que te hicieron los amalecitas después de que saliste de Egipto: cuando estabas cansado y fatigado, salieron a tu encuentro y atacaron por la espalda a todos los rezagados. ¡No tuvieron temor de Dios! Por eso, cuando el SEÑOR tu Dios te dé la victoria sobre todas las naciones enemigas que rodean la tierra que él te da como herencia, borrarás para siempre el recuerdo de los descendientes de Amalec. ¡No lo olvides!” (Deu 25:17-19)
El pueblo de Israel tenía una asignación pendiente, una cuenta que saldar en contra de los amalecitas.
El nombre de Amalec significa, perro que lame la cabeza.
Este pueblo había atacado a Israel al salir de Egipto, cuando iban cansados y fatigados. La presa favorita de los amalecitas son los cansados, fatigados y rezagados.
Una persona cansada es presa fácil de este espíritu. Como su nombre lo indica, lame los pensamientos e ideas, trastocando y exagerando las situaciones que pasan por su mente.
Es necesario descansar en el Señor y dejar todo peso y carga a los pies de la cruz.
“Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.” (Mat 11:28)
Siempre ataca por la retaguardia, nunca de frente. Esa influencia Siembra chismes, murmuración, divisiones.
Amalec Te Hace Volver Al Pasado
Otro factor que identifica a Amalec es que ataca con los recuerdos y el pasado desastroso que pudimos haber tenido.
Saúl dejó con vida al rey amalecita y lo mejor de su ganado. Al llegar el profeta Samuel escuchó los mugidos de los animales.
Si no obedecemos las instrucciones del Señor a cabalidad y dejamos “vivos” a los enemigos de nuestro pasado corremos el riesgo de vivir una vida infructuosa y vacía de la unción fresca del Espíritu Santo.
La Presión Externa
El rey Saúl se vio presionado por la opinión de los demás; hizo caso más a la voz de quienes lo rodeaban que a la voz del Señor.
“Entonces Saúl le dijo a Samuel: —He pecado. No obedecí los mandatos del Señor ni hice lo que me dijiste. Tenía miedo del pueblo y les hice caso.” (1Sa 15:24)
En ocasiones uno se puede ver más tentado a obedecer la voz de los hombres que la voz de Dios. Por temor a perder a las personas o las relaciones anteponemos sus consejos o ideas, antes que la Palabra de Dios.
Saúl le hizo caso al pueblo y como consecuencia Dios se desagrado de él. No prefiramos hacerle caso a las demás personas antes que al Señor.