ROMPIENDO LOS YUGOS
Dios nos ha llamado a ser libres, el evangelio es una proclamación de libertad, la Palabra del Señor certifica que no se nos ha dado espíritu de temor para estar nuevamente en esclavitud.
Así como el pueblo del Señor fue liberado del oprobio de Egipto, nuestro Señor Jesucristo a través de su sacrificio nos hizo libres de todo yugo de esclavitud.
Constantemente debemos orar al Señor para que se rompa cualquier cadena que esté atando o pretenda atarnos a cualquier situación.
LOS YUGOS GENERACIONALES
“Tengan presente que han sido rescatados de su vana manera de vivir, la cual heredaron de sus padres, no con cosas corruptibles como oro o plata,sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.” (1Pe 1:18-19)
De la misma manera que los israelitas fueron rescatados de la esclavitud de Egipto, también los nosotros hemos sido rescatados de la esclavitud de una vida viciada y vacía heredada de nuestros antepasados.
Todo patron, cultura o modo de vida que heredamos de nuestros ancestros puede ser cortado por el poder de Dios que obra en nosotros.
Todo aquello negativo que fue inculcado en nuestra vida y transmitido por generaciones ha sido quebrantado por la unción del Espíritu Santo.
Las Ataduras de Sansón
Fueron los mismos hermanos y parientes de Sansón quienes lo ataron para entregarlo a los Filisteos.
“Ellos le dijeron: Hemos venido a atarte, para entregarte en manos de los filisteos. Júrenme que no me matarán ustedes mismos dijo Sansón. De acuerdo respondieron ellos. Sólo te ataremos y te entregaremos en sus manos. No te mataremos. Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la peña.” (Jdg 15:12-13)
Solo la sangre preciosa del cordero de Dios derramada en la cruz pudo habernos librado de las ataduras heredadas de nuestros antepasados.
Disponga su corazón al Señor y pídale que toda atadura que proviene de herencias generacionales sea destruída.
El Espíritu Santo quema toda atadura; si alguien busca de todo corazón a Dios, y le pide al Señor que rompa con toda cadena, Él lo hará libre.
“Cuando se acercaba a Lehí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de victoria. En ese momento el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con poder, y las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemada, y las ataduras de sus manos se deshicieron.” (Jdg 15:14)
Reconozcamos Nuestras Ataduras
La liberación empieza cuando aceptamos que necesitamos ser libres de ataduras o yugos; el primer paso es reconocer que necesitamos la intervención de Dios.
Necesitamos orara al Señor para que Él rompa cualquier lazo que nos pueda tener retenidos.
“Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado.” (Sal 51:2-3)
La Palabra de Dios nos asegura que si pecamos, abogado tenemos para con el Padre.
Rompiendo Los Yugos
La promesa del Señor sigue vigente para todo aquel que cree. Todo yugo es destruido a causa de la unción del Espíritu de Dios.
Nuestro Señor Jesucristo nos ha concedido la autoridad para atar y desatar; por medio de Su poder nos ha hecho libres.
Tome la autoridad en el Señor y rompa con toda clase de ataduras, sea libre rompiendo yugos que lo tienen retenido y obstaculizan su bendición.
“Sucederá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro y su yugo de tu cuello. El yugo será destruido a causa de tu unción.” (Isa 10:27)
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